En los países en vías de desarrollo el 85% de la energía consumida se utiliza para cocinar. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de 1.500 millones de personas no tienen el combustible necesario para calentar alimentos o pasteurizar el agua. Es necesario implantar soluciones alternativas de inmediato o 2.400 millones de personas se enfrentarán a este preocupante problema en este siglo.
Aunque las cocinas solares son muy buenas, no se usan mucho porque la gente no comprende la posibilidad de usar el sol para cocinar. Además, en la década de 1960 se divulgó que las cocinas solares no eran factibles y ese mensaje sigue estando vigente hoy en día.
Las cocinas solares nos permiten ahorrar energía de manera directa, porque quemar gas o gastar electricidad en nuestras casas pudiendo usar directamente la luz del sol.
Podemos cocinar “gratis” sin gastar dinero en combustibles ni aumentar nuestra huella ecológica. No existe sistema más sostenible ni energía más renovable para cocinar que el propio sol. La extensión de este sistema luchará directamente con el hambre mundial, la deforestación y contra el cambio climático. Las cocinas solares nos permiten ser más sostenibles y ayudan a los países en vías de desarrollo a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.